jueves, 7 de marzo de 2019

La situación de la lengua

El caló es una lengua que tiene su origen en el norte de la India y que es descendiente de las lenguas prácritas. No tiene una distribución territorial fija y lo hablan entre unas 65.000 y 170.000 personas, repartidas por España, Francia, Portugal y Brasil, además de otros países con menor número de hablantes.

Está considerada como una lengua pararromaní, es decir, un lengua que resulta de la mezcla del uso del léxico romaní y la fonología y sintaxis castellana. Sin embargo, las lenguas pararromaníes no deben ser consideradas como dialectos de la lengua mayoritaria, en este caso el español, sino como lenguas independientes.

En España hay cuatro variedades pararromaníes: el caló español, el caló català, el errumantxela (combinación de vocabulario romaní con morfosintaxis vasca) y el calão (caló español portuguesizado).


Además el caliche no se encuentra recogido en la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias, ya que para que esto ocurra la lengua debe estar señalada en los estatutos de alguna de las autonomías como minoritaria y ninguna de las españolas la ha  reconocido como tal.

Observando la población europea de gitanos, podemos comprobar que solo en España hay 700.000 personas de raza gitana y el total de hablantes de caló es 65.000-170.000. Por lo tanto es importante destacar que es una lengua en extinción. Algunos autores destacan, sin embargo, que el caló no se ha perdido y aseguran que en el castellano de los gitanos españoles hay palabras caló, pero que no es su lengua principal de comunicación. Uno de los motivos de la extinción de esta lengua puede ser el cada vez mayor contacto con la comunidad paya, y por lo tanto también, con la lengua española.

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